¡Ongamira Despierta! Es el grito de alerta de vecinos autoconvocados de Córdoba, Argentina, frente a la explotación minera metalífera a cielo abierto, contaminante y saqueante. El movimiento surgió ante la amenaza de explotación en el Valle de Ongamira, un lugar mágico y rico tanto a nivel turístico como arqueológico.
Cómo hace cuatro años, nos seguimos reuniendo en Asamblea para informarnos y debatir un panorama que, no sólo atañe al noroeste cordobés, sino que se repite con desolada continuidad en las nefastas experiencias vividas por nuestros hermanos de Catamarca, San Juan, Chubut, La Rioja, Tucumán y Santa Cruz entre otras provincias de la Argentina y en varios países de América Latina.
El contexto jurídico que regula la actividad minera, heredado de la decada del ’90, tiende únicamente a favorecer el desarrollo de ese sector de la industria en detrimento del patrimonio nacional.
En septiembre de 2008 el pueblo unido logró que se sancione por unanimidad la Ley Provincial 9526 que PROHIBE la MINERÍA METALÍFERA A CIELO ABIERTO en Córdoba. Esta Ley actualmente está amenazada ante un pedido de inconstitucionalidad. Por esto seguiremos Despiertos y Despertando.

¡Ongamira Despierta! dice sí a la vida y a la salud; sí a la preservación del agua y los recursos naturales; sí a la protección del patrimonio cultural y ¡NO A LA MINA!

En este blog encontrará el material necesario para informarse sobre la situación que esta sufriendo Córdoba y el resto de nuestro querido país frente a la amenaza minera.


DECLARATORIA DE ADHESION A LA DEFENSA DE LA LEY 9526

VIDEOS: Situación minera en Córdoba "MINAS A CORAZÓN ABIERTO"

¿Por qué siguen ofreciendo Ongamira si hay una Ley que la protege?

¿Por qué siguen ofreciendo Ongamira si hay una Ley que la protege?
Página oficial

Historia de una mina de uranio en Córdoba

domingo, 17 de enero de 2010

La situación de los glaciares en Argentina

En el Norte argentino, en la región de los Andes Desérticos, se ha detectado una reducción del 33% de los glaciares ubicados en la Cuenca del Río Canito. El Glaciar Agua Negra, en la provincia de San Juan, registra una pérdida de 13,9 metros de espesor en 12 años. El Glaciar Güssfeldt en el Aconcagua ha mostrado un retroceso de 5 kilómetros, sostenido desde 1999. Los Glaciares de la Cuenca del Río Tunuyán, en los Andes Centrales, han perdido alrededor del 11% de superficie durante el periodo 1963-2007.
En la zona de los Glaciares del norte de Chubut, el glaciar más importante es el Glaciar Planchón Nevado con una superficie de 4,65 km2. Este glaciar ha perdido el 16% de su superficie entre 1987 y 2007. El Glaciar Narváez, en la Sierra de Sangra, provincia de Santa Cruz, disminuyó en un 18% su superficie desde 1984 a 2005. El Glaciar Vinciguerra, próximo a la ciudad de Ushuaia, en la Cordillera Fueguina Oriental, declarado en 2009 el sitio RAMSAR más austral del mundo, exhibe un retroceso de 630 m2 desde 2008.
Los Andes Argentinos poseen una gran variedad de glaciares debido a su topografía y condiciones climáticas, desafortunadamente no se conoce con exactitud el número, área y volumen de hielo que ocupan estos glaciares en la Cordillera. Se han intentado algunos proyectos de inventario de glaciares en distintas regiones del país, pero la mayoría de ellos sólo cubren una escasa porción de territorio y/o se encuentran desactualizados.
El Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (IANIGLA) es una Unidad Ejecutora del CONICET, en la que participan además la Universidad Nacional de Cuyo, los Gobiernos de Mendoza y San Juan. El IANIGLA es la institución encargada de la coordinación de las actividades nacionales y provinciales en relación al inventario y monitoreo del estado de los glaciares en las distintas regiones del país, tal cual lo exige el Proyecto de Ley sobre Presupuestos Mínimos para la Protección de los Glaciares y el Ambiente Periglaciar, hoy por hoy en discusión en el Congreso de la Nación.
Actualmente, el IANIGLA tiene determinada 5 regiones en las que divide los 3 mil kilómetros de Cordillera Argentina, cada una constituye una singularidad en sí misma, y presentan formaciones glaciológicas diversas que constituyen reservorios de agua dulce muy importantes a nivel local, nacional y regional, hablemos un poco de ellas:
La primera región es la de los Andes Desérticos, desde Jujuy hasta La Rioja, en donde predominan temperaturas por debajo de los 0 ºC y no llueve casi nunca. Ejemplos de pequeños glaciares y campos de nieve existen cerca de las cimas de los volcanes Llullaillaco (en Salta a 6739 m) y Ojos del Salado (en Catamarca a 6862 m).
La segunda de estas regiones la constituyen los Andes Centrales, alberga varios cerros de más de 6000 m de altura entre los que se destaca el Cerro Aconcagua. La mayor parte de las precipitaciones en este sector ocurre durante el invierno y proviene del Océano Pacífico, el promedio anual es de 400 mm. Aquí encontraremos, por ejemplo, el Glaciar Piloto Este, Glaciar de las Vacas y Güssfeldt en el Aconcagua, Glaciar Horcones Inferior, los Glaciares de la Cuenca del Río Tunuyán, los de la Cuenca del Río Atuel y los de la Cuenca del Río Grande.
Los glaciares de los Andes del norte de la Patagonia han sido los menos estudiados del sur de la Argentina. No obstante, se ha trabajado mucho en la zona y se han investigado formaciones glaciológicas como el Glaciar Lanín Norte, el Glaciar Frías, el Glaciar Alerce, el Glaciar Castaño Overa, el Glaciar Río Manso, el Glaciar Esperanza Norte, el Glaciar Torrecillas, y los Glaciares del noroeste de Chubut.
Los Andes del sur de la Patagonia constituyen la mayor superficie cubierta por hielo en el Hemisferio Sur, a excepción de la Antártida, claro. Dentro de esta gran extensión se destacan dos campos de hielo: el Campo de Hielo Patagónico Norte (HPN), enteramente en Chile, y el Campo de Hielo Patagónico Sur (HPS), compartido por Chile y Argentina. En este último se destaca la presencia del Glaciar Perito Moreno, el Glaciar Viedma, el Glaciar Upsala, el Glaciar Torre, el Glaciar Ameghino, el Glaciar Piedras Blancas, y los Glaciares de la zona de Lago del Desierto.
Finalmente, la región de los Andes Fueguinos, ubicados en la provincia de Tierra del Fuego, estos nacen en la Cordillera de Darwin en Chile y constituyen la Cordillera Oriental en suelo argentino. Los más estudiados de esta zona son los glaciares Vinciguerra y Martial Este.
La metodología propuesta por el IANIGLA para el inventario nacional es la utilizada por diversos gobiernos de todo el mundo, y se encuentra coordinada actualmente por investigadores del Departamento de Hidrología y Recursos Hídricos de la Universidad de Arizona, en EE UU. El método consiste en la utilización de imágenes satelitales y fotografía aérea de glaciares de todo el mundo, generadas en el marco del proyecto denominado “Medición del Hielo de la Superficie de la Tierra desde el Espacio” (GLIMS, por sus siglas en ingles).


¿Cómo saber si la situación actual de los glaciares argentinos es grave?
Existen algunas “señales” que podemos observar:
El primer síntoma es el adelgazamiento pronunciado y generalizado de los campos de hielo a lo largo de toda la Cordillera de los Andes. Los glaciares están perdiendo hielo, no sólo en la parte baja (zona de ablación), lo que sería de esperar, sino también en las partes altas que deberían actuar como zonas de acumulación.
Un segundo síntoma es la seguidilla de años en los que no es posible distinguir un área de acumulación definida en el glaciar, situación que ocurre, en gran medida, por las alteraciones en las condiciones climáticas del planeta.
No es una exageración si les digo que la situación es preocupante, y sobre todo en la parte norte de los Andes Patagónicos (Provincias de Chubut, Río Negro y Neuquén), se observa un retroceso muy marcado de los glaciares que pareciera acelerarse en las últimas décadas. Los glaciares están siendo afectados seriamente por las variaciones climáticas ocurridas en las últimas décadas y una gran cantidad de pueblos cordilleranos dependen, directa o indirectamente, de ellos para su subsistencia.
Pero no todo es culpa del clima planetario, pues alguno puede decir que se trata de cambios estacionales naturales, que la tierra tiene periodos calientes y fríos, y que estos ciclos de alternancia climática pueden parecernos culpa del hombre pero en realidad son parte de fenómenos terrestres que abarcan miles de años. Sin embargo, si prestamos un poco de atención veremos que hay otros factores que impactan en los glaciares y sus ambientes periglaciares que contribuyen a su drástica reducción.
El veto de Cristina Kirchner a la Ley de Presupuestos Mínimos de Protección de los Glaciares y el Ambiente Periglaciar, elaborado por el Diputado Miguel Bonasso, y votada por unanimidad en el Congreso Nacional, es un ejemplo claro de cómo las acciones del hombre alteran las condiciones naturales que permiten la formación y conservación de los glaciares.
El 07 de mayo pasado, el Gobierno anunció el inicio de la construcción del proyecto binacional minero Pascua Lama, primero de su tipo en el mundo que demandará una inversión superior a los 3.000 millones de dólares y que estará ubicado en la provincia de San Juan, cerca de la frontera con Chile. El emprendimiento, que según la Presidenta, generará 5.500 puestos de trabajo para su construcción y 1.600 durante la posterior producción, estará a cargo de la minera Barrick Gold de Canadá, la multinacional dedicada a la extracción de oro más grande del mundo. Este emprendimiento prevé la relocalización de 5 glaciares: los glaciares Toro 1 y 2, el glaciar Esperanza y otros tres glaciares “sin nombres” ubicados en la naciente de la Cuenca del Río del Toro. ¡Y dicen que no producirán impacto ambiental alguno!
El diputado Bonasso justificó la decisión del veto de la presidenta de la Nación al decir: “Lo hizo por 3 mil millones de dólares… Es tan burdo el argumento de Cristina de vetar la ley diciendo que va a buscar consenso sobre el tema, que yo le preguntaría que mayor consenso puede haber en la Argentina que una ley votada por el Congreso por unanimidad“, precisó el Diputado en dialogo con el diario PERFIL, considerando “un tema lisa y llanamente de corrupción” el aval del kirchnerismo al proyecto minero de Pascua Lama, que la Barrick Gold está poniendo en marcha con la obvia adhesión del gobernador José Luis Gioja y su hermano, el senador César Gioja.
Si nos detenemos en el caso de Pascua Lama, la Barrick Gold se va a llevar 40 millones de onzas de oro y 1.000 millones de onzas de plata, todo eso representa más de 50 mil millones de dólares. De este dinero que se llevan casi sin costo y de la contaminación que dejan, además a estos señores hay que subsidiarlos: recibirán una bonificación del orden del 2,5% de lo que anualmente exportan, lo que cubre los gastos de producción de todo un año, y son los propios funcionarios de estas empresas y los provinciales vinculados al negocio, los que hacen los informes de impacto ambiental.
A esta altura hay que agregar un síntoma más que nos indica la preocupante situación de los glaciares argentinos: en Argentina se remata por 3 mil millones de dólares lo que en el mundo es considerado el bien mas preciado con vistas al futuro.


¿Qué se puede hacer para frenar este absurdo?
Algunos dirán que ir en contra de las mineras es una locura, ya que prometen fuentes de trabajo directo e indirecto que contribuirían al desarrollo local de pueblos cordilleranos que no tienen muchas alternativas productivas. Y estoy de acuerdo con que la minería es una actividad que podría ayudar al desarrollo de esos pueblos. Pero no me vengan con el estúpido reproche de que en este país no hay dinero para financiar tantos puestos de trabajo, o que el estado no esta en condiciones de afrontar este tipo de emprendimiento. ¡Cháchara!
Peronista, kirchnerista, cobista o macrista, el verso es siempre el mismo… una repetición automática del discurso instaurado por los lobistas mineros: se necesita un gran respaldo internacional para llevar a cabo este tipo de emprendimientos, un determinado tipo de tecnología y conocimientos técnicos que los países en desarrollo, como la Argentina, no lo tienen. ¡Cháchara!
Me pregunto que repercusiones tendría si la Presidenta decidiera invertir los 6.500 millones de dólares de las reservas del Banco Central, esos que se quiere destinar como respaldo para los bonistas internacionales, si se consignaran a la generación de puestos de trabajo en las provincias cordilleranas a través de una minería estatal que no destruya los glaciares o sus ambientes periglaciares, de menor escala, con tecnología argentina y mano de obra enteramente nacional. Que sus productos se industrialicen en el país y se destinen las mercancías a la exportación.
Que pasaría si se destina el 50% de ese dinero, o menos, a la realización de un inventario nacional de glaciares, o de los bosques, o de sitios RAMSAR, o de cualquier otra eco-región con singulares características ecológicas… en estos trabajos también se emplea mano de obra, calificada, como profesionales e investigadores, y no calificada, de distinto rubros.
Indudablemente algo no cierra entre el discurso progresista y las acciones concretas. Quizás sea falta de imaginación, pero la verdad, a esta altura ya no se puede ser tan… ¡naif!


Por Norverto Costa - Movida Ambiental

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